24/3/16

Obama, el flautista y los ratones

Traducido del más allá por  Max Lesnik

Nadie puede  negar  que  fuera gran discurso el que pronunció en el  Gran Teatro  de La Habana “Alicia Alonso”  el  presidente norteamericano Barack Obama. Como pieza oratoria fue  magnifica y  como todo buen comunicador  el orador  encantó  con sus  palabras a un  auditorio  que  fue más  allá de los presentes  en escena, porque el acto fue  trasmitido  en vivo y en directo  a  todo  el  pueblo  cubano  y más  allá  de los  mares  a  través
de  la televisión  oficial cubana.

Si el  Presidente norteamericano  logró los objetivos  que  se propuso,  hay que verlo  en  el  tiempo. Hay  que decirlo  sin rodeos  de ninguna  clase y con palabras    de  respeto y cortesía,    de la  misma  manera  que  el Obama embadurnó  su estilete verbal  con dulce  miel de  halagos  y reconocimientos  al  pueblo  cubano,   para  introducir  después  su mortífero veneno.

No  hay  que  llamarse a  engaños. La  visita  del  Presidente  Obama  a  La Habana  no  es  otra  cosa  que  la misma guerra contra  la  Revolución, pero  por  otros medios. Obama fue  a Cuba  a vender el injusto  sistema capitalista  norteamericano como sustituto  del socialismo  cubano,  que con todos  sus  defectos  e imperfecciones,  rige  una  sociedad más justa y humanista  que  cualquier  otra  en América Latina, aún a  pesar  de las piedras   que por más  de medio siglo  le ha interpuesto  en su camino el gobierno  de Estados  Unidos , con  sus  reiteradas  agresiones  que  han ido  desde  una invasión  militar  fraguada  por  la  CIA  en Playa Girón, hasta  la  Ley del  Embargo-Bloqueo   a Cuba,   así como  las  olas  de atentados  con  bombas  terroristas  dirigidas  desde  Miami por  esos mismos poderosos  exilados  de  la  derecha  cubana que  el  propio Presidente  Obama trató de presentar  en  su discurso  como  “generosos amantes  del  pueblo  cubano”.


Para  el  Presidente  Obama la música  cubana  no  es  la  del  negro bárbaro del  ritmo, el inolvidable  Benny Moré  que  vivió en su país  hasta el  último  suspiro  de su  inspiración  criolla,  sino  la voz  dolarizada de una   Celia  Cruz,  la  que  se  prestó a bautizar  con el  nombre  de “salsa”  a la  música  cubana ,`para desnaturalizar  su  esencia  de pura cubanía,  a lo  que  se añade  el  sonido hibrido del Miami metálico  de  un Emilio  Estefan.

No es la  conga verdadera  del  carnaval  santiaguero con su  trompeta china  chillona,  sino  el   falso ritmo de lo  cubano Made in USA”,  que ni es  Chicha  ni  limonada.  Y  eso  fue  lo  que  quiso  vender  Obama en sus discurso  de  La  Habana , que como  un  buen vendedor  de  carros  de uso  nos  propone  un  viejo  y destartalado  “Almendrón” como  si  fuera un Mercedes Benz  nuevo  del  año. El  clásico gato  por  liebre.

Aplausos  y  más  aplausos  de  mi  parte  para  el  Presidente  Barack Obama por  su  visita  a La  Habana .Porque tuvo  el valor  de  hacer  lo que  ningún otro  presidente  norteamericano  se  ha atrevido a  hacer  en sesenta  años:  Ir  a  Cuba  en son  de  paz.  Pero  no hay  que  ser  tan ingenuos como  para pensar que  no había  segundas  intenciones  en  sus palabras de  amistad  para  con el pueblo  cubano. Obama también  tocó  la flauta  de  Hamelin  para  sus  ratones  de la  llamada “Disidencia interna” , para  los  cuales  tuvo  palabras  de  promesas  y  aliento, aparte  del  dinero  que  se les  viene dando como  pago  por  sus servicios.

Habló  Barack  Obama  en  La  Habana  de  maravillas,  pero  ahí  sigue  el Bloqueo  norteamericano  a Cuba.  Siguen en el aire Radio y TV  Martí con su  negra  propaganda  sucia  contra  Cuba.  Ahí  está eterna  la  ilegal Base  Naval  de Guantánamo que  Obama  no  promete en  su  discurso  que  se le va  a  devolver  a la  nación cubana, como  sigue  vigente   en  el presupuesto  federal  norteamericano  el  dinero   para sufragar  a  una oposición  fabricada  de  ratones  a  la  cual  el Presidente Obama les
llama  “patriotas  cubanos  luchadores  por  la  libertad”.

Alguien  con  agudeza  pudiera  decir  que  Obama  fue  a  Cuba  en busca de  descubrir  un  Gorbachov  que  le  abra  la puerta de  entrada   y de un Boris  Yeltsin que  liquide  traidoramente  a  la  Revolución.  Es que  con los  ratones  no  basta.

Al  Final  de la  jornada  Obama  no  se entrevistó   con el líder  de la Revolución. Del  juego  de  pelota  el  Presidente norteamericano   se fue de La  Habana  sin  entrevistarse  con  Fidel  que hubiera  sido  para  él un encuentro  con  la historia.  ¿No quiso  él  o fue  Fidel  el  que no quiso? La  pregunta  queda  en  el aire.  Y  también  la  respuesta  cubana al discurso  de  Obama.  Por  lo  menos  yo,  ya  di  la  mía. Alguien tiene  que decirlo, aunque se  agüe  la  fiesta en  Washington y en La Habana.

Y hasta mañana jueves  amigos  de El  Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.

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